12/8/15

La dieta es sueño [12-08-15]


La dieta es sueño

Un estudio confirmó por primera vez que dormir poco impide bajar de peso.

Para adelgazar hay que tener una buena dieta y hacer ejercicio. Pero todo parece indicar que a ese régimen habrá que agregarle un factor más: dormir bien. Un grupo de investigadores de la Universidad de Chicago por primera vez mostró evidencia de la asociación entre cuánto duerme un individuo y cuánto peso baja durante una dieta.

El trabajo fue hecho con 10 participantes entre 35 y 49 años, sedentarios y con sobrepeso pero sanos, que se recluyeron en un centro médico para que los expertos pudieran controlar su dieta, el sueño y el ejercicio que hacían diariamente. Cada participante fue estudiado dos veces: primero, al permitírsele dormir por cinco horas y media durante 14 noches y luego, ocho horas y media por otro lapso similar.

Al finalizar el experimento, los investigadores constataron que los voluntarios perdieron el mismo peso (tres kilos) en cada sesión de 14 días, independientemente de sus horas de sueño. Pero los que más durmieron eliminaron más grasa, que es lo ideal, mientras los demás perdieron sobre todo masa muscular. Además, con poco sueño en las noches, los individuos al otro día se sintieron más hambrientos, mientras que quienes durmieron bien pudieron controlar mejor su apetito. De hecho, la medición de la hormona ghrelina, encargada de alertarle al cerebro la sensación de hambre, fue más elevada cuando los participantes dormían menos. Altos niveles de esta sustancia también “han mostrado reducir el gasto de energía y promover la retención de grasa”, anotaron los expertos en el trabajo.

Para entender el alcance del trabajo, el endocrinólogo Pablo Ashner aclara que una asociación es diferente a una relación de causa y efecto. “Esto quiere decir que la falta de sueño no es lo único que interviene en este proceso y que, por lo tanto, la solución única no es dormir bien”, agrega.

A pesar de lo anterior, el estudio es de gran importancia porque restringir las horas de sueño se ha vuelto una norma en el estilo de vida actual, y la obesidad es una epidemia que genera riesgo de diabetes y problemas cardiovasculares. Y “no dormir bien parece comprometer los esfuerzos para perder grasa durante una dieta. En nuestro trabajo este factor redujo la pérdida de grasa en 55 por ciento –dice Plamen Penev, director del estudio–. Es como si le pusiéramos palos a las ruedas de una bicicleta”.

En diálogo con SEMANA, Penev admitió que “los mecanismos de esta asociación no se entienden totalmente y todavía son objeto de estudio”. Al parecer la pérdida de sueño provocaría al día siguiente una fatiga permanente que impide a la persona aumentar su actividad física. También podría ser que la falta de sueño hace que la gente tome decisiones erradas en cuanto a lo que come. Lo que sí se sabe es que dos hormonas, la ghrelina y la leptina, parecen jugar un papel importante. Un estudio en 2004 mostró que dormir poco generaba un aumento en la cantidad de ghrelina circulante en el organismo y niveles bajos de leptina, encargada de informar sobre la reserva de grasa en el cuerpo. “Cuando la persona no duerme bien, su nivel de leptina baja y eso se traduce en que no se siente llena después de comer. Si la ghrelina sube, se estimula el apetito. El resultado es que quiere comer más”, dice Michael Breus, experto en medicina del sueño.

El estudio de Penev, publicado en Annals of Internal Medicine, tiene sus limitaciones. Solo se hizo entre 10 personas y fueron monitoreados por apenas 30 días, tiempo que no representa el de los regímenes dietarios de la mayoría. Así mismo, estas personas estuvieron viviendo en un laboratorio y, según sospecha Penev, si hubieran estado en sus casas, otros factores habrían jugado un papel importante en el sostenimiento de la dieta, pues está demostrado que durante la vigilia un insomne tiene más oportunidad de comer. Tampoco se sabe cuáles son las etapas de sueño que están relacionadas con una mayor perturbación metabólica pues todavía no está claro qué viene primero, si la obesidad o la falta de sueño. A veces el aumento de peso genera problemas de sueño por falta de buena respiración.

También se estudia el efecto del sueño en la obesidad de los niños. Un reciente estudio publicado en Archives of Pediatrics and Adolescent Medicine encontró que los niños privados de sueño están en riesgo de tener sobrepeso.

Pero mientras esto se dilucida, los científicos recomiendan incluir una buena noche de sueño como parte del estilo de vida sano que se necesita para estar en forma.

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