13/12/15

Cinco dietas que tu salud te pide no empezar [13-12-15]


Cinco dietas que tu salud te pide no empezar

Eliminan o reducen drásticamente algún grupo de alimentos, con lo que pueden ocasionar variadas patologías

Tomar la difícil decisión de perder peso –no por los resultados, pero sí por lo que cuesta realizarla- lleva consigo tener mucho cuidado con la dieta que se elige. Son muchas las que uno puede encontrar con internet, alguien recomienda o se ha oído hablar de ellas, pero a la hora de la verdad hay que tener en cuenta una prioridad: que sea saludable. El problema es que muchas veces se pone por delante el hecho de que los resultados sean rápidos y sucede que las llamadas dietas ‘milagro’ llevan consigo un peligro para la salud.

“Este tipo de dietas son desequilibradas en un sentido o en otro y, por tanto, perjudiciales. La única dieta adecuada, se llame como se llame, es aquella equilibrada y que puede hacerse el tiempo suficiente sin hacernos daño”, señala a EsTuSanidad el presidente del Comité Científico de la Sociedad Española de Dietética y Ciencias de la Alimentación, Jesús Román. Además, añade, “es importante que hacerla signifique aprender a comer bien y adquirir los hábitos alimentarios adecuados”.

Aunque son bastantes las dietas ‘no aptas para la salud’, aquí va una selección de cinco con la recomendación de que es mejor no empezar siquiera a probarlas:

1.- La dieta de la manzana. Se basa en las bondades de esta fruta, como que es rica en vitaminas, minerales y azúcares. El problema es que no existe ningún producto que contenga, por sí solo, todos los nutrientes que uno necesita, y esta no es una excepción. Por ejemplo, “no contiene proteínas, de modo que a la hora de perder peso solo se eliminará masa muscular y, al terminar, se volverá a recuperar el peso con gran facilidad”, señalan desde el Instituto Médico Europeo de la Obesidad (IMEO).

2.- La dieta de Atkins. Es muy ‘golosa’ porque permite consumir muchos productos que otras dietas prohíben terminantemente. En concreto, se basa en un consumo casi único de proteínas procedentes de carnes rojas, embutidos, mantequillas o huevos, entre otros, y se opone a alimentos como las legumbres o la leche. “Solo se basa en grasa saturada y proteína, de modo que además de ser poco saludable puede producir subidas de colesterol y aumentar el riesgo cardiovascular, directamente”, indica Román.

3.- La dieta de la sopa. Su secreto es un caldo preparado con cebollas, ramilletes de apio, pimientos verdes, tomates, repollo, col, sal y pimienta, en unas cantidades muy concretas. Juega con el hecho de que apenas tiene calorías y, por tanto, se puede tomar toda la que uno quiera. El resultado es un déficit de proteínas, vitamina y minerales. Una anemia es lo primero que puede producir, y de ahí en adelante.

4.- La dieta de la alcachofa. Se puede hacer en diferentes plazos de tiempo y sus resultados son rápidos, pues produce una pérdida de peso alta de forma acelerada por el hecho de que elimina líquidos del organismo, pero esto supone que en cuanto uno acaba recupera los kilos con la misma rapidez. Efectivamente la alcachofa es un producto muy beneficioso para la salud y debe ser incluido en los platos, pero acompañado de otros muchos alimentos.

5.- La dieta Dukan. Una de las más conocidas, muy seguida hace no tanto tiempo y que actualmente no deja lugar a dudas de que no es apropiada después de que se hayan pronunciado un buen número de sociedades científicas. Como la Agencia Francesa para la Seguridad Alimentaria, del Medio Ambiente y Ocupacional (Anses), que ha señalado que esta dieta puede comportar desequilibrios nutricionales y ser altamente arriesgada por poder comportar alteraciones somáticas, psicológicas, hormonales, de crecimiento o de rendimiento. Más claro, agua.

Román insiste en lo poco saludables que son: “Todas ellas eliminan o reducen drásticamente algún grupo de alimentos y no enseñan a comer saludablemente. En consecuencia, adelgazan porque son hipocalóricas”. Esto supone que “el cuerpo puede rebelarse y sentirse mal, con mareos, cansancio y, con frecuencia, pueden llevar a síntomas de depresión”.

En definitiva, elegir una dieta no es nunca tarea fácil. Y desde luego no hay que hacerlo ordenador en mano con la disposición de llevarla directa a la cocina. Ponerse en contacto con un profesional sanitario es básico, pues siempre va a recomendar aquella que realmente beneficie y la forma más correcta de seguirla. Si no es mejor olvidarse de ello: por la propia salud.


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