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3/7/15
La educación es vital para prevenir el sobrepeso 03-07-15
´La educación es vital para prevenir el sobrepeso´
El especialista del Materno insiste en la importancia de una educación preventiva en padres e hijos
La obesidad y el sobrepeso se han convertido en una lacra que se expande por la sociedad casi de forma desapercibida. La opinión pública se alarma ante la incidencia de esta enfermedad en Estados Unidos, sin apenas reconocer que el número de casos de españoles obesos es cada vez más elevado. Tanto es así que expertos aseguran que se puede reducir la esperanza de vida entre tres y cinco años en personas que estén obesas. Una preocupación que comparte el especialista Juan Pedro López Siguero, presidente de la Sociedad Española de Endocrinología Pediátrica. La educación preventiva en los centros de Atención Primaria, dirigida a padres e hijos, y el esfuerzo por parte de la Administración son dos de los pasos claves para acabar con esta dolencia que provoca la aparición de otras patologías como las cardiovasculares y la diabetes.
–Expertos afirman que más del 50% de los españoles presenta sobrepeso. En el caso de los niños, ¿cómo les afecta esta enfermedad?
–El problema es que los niños sí siguen así y de adultos se convierten en obesos. ¿Qué puede pasar? Que desarrollarán de una forma más precoz alguna serie de enfermedades como la diabetes y la hipertensión, por lo tanto tendrán menos esperanza de vida. Esta enfermedad puede ser un peligro y hacer que en la siguiente generación nos encontremos con adultos de treinta años que tengan este tipo de problemas.
–Si las cifras de los menores con sobrepeso siguen ´engordando´, ¿qué ocurrirá de aquí a diez años?
–Normalmente cuando esto ocurre se ponen medios que siempre llegan tarde. Hay que averiguar las causas de por qué ocurre esto y está claro que las causas se relacionan con las actividades de ocio del niño, que se han hecho sedentarias, y la escasa cantidad de horas que hay en el colegio y en la familia dedicadas a la actividad física. Por otra parte, los cambios de costumbre de la familia hace que haya más comida rápida, con menor intensidad del consumo de verduras y vegetales, en parte porque se han encarecido más que el resto de productos y también porque es complejo prepararlos. Son alimentos perecederos y hoy en día hay muy poco tiempo para dedicarse a preparar esos productos. El consumo social de alimentos influye mucho.
–De ahí las protestas de los padres sobre los comedores escolares, ¿existe un control en esas comidas?
–Hasta ahora, en los comedores de los colegios, la comida no siempre está controlada por especialistas en nutrición ni está valorada ni cuantificada bien. Parece que está pendiente de salir un proyecto de ley sobre seguridad alimentaria para controlar esos temas. En Málaga hay colegios en los que se dan bebidas de cola y naranja con gas y azucaradas, lo que es inconcebible y más a niños de cualquier edad. La comida debe ser algo controlado en lugares de comunidad como es un colegio, en cualquier franja de edad, en cuanto a calorías y no se debe poder comprar dulces, alimentos grasos en el bar o en el kiosko. En algunos colegios dan al mediodía para almorzar las calorías de todo el día. Eso hay que controlarlo.
–Y las cifras siguen creciendo... ¿la incidencia en la provincia de Málaga y Andalucía es muy elevada?
–Hemos hecho un estudio andaluz de crecimiento que se publicó en el 2005 y 2006 con los escolares de toda Andalucía. Un 35 por ciento de entre 10 y 14 años tienen sobrepeso, en Málaga es más o menos igual. Las niñas con 15 ó 16 años empiezan a perder peso, es decir, en las chicas baja el porcentaje hasta un 3% y en los niños se mantiene en un 15%. En el caso de los niñas, existe una presión social importante y sus modelos y esquemas se refieren a la gente delgada y el niño no tiene en absoluto esa presión. A los 16 y 18 años presentan más sobrepeso los niños. La persona de más riesgo es el varón porque si continúa así se convertirá en obeso. Sí que se ve también que Andalucía y Canarias tiene los índices más altos de obesidad tanto en niños como en adultos, pero ya los tenía de antes. Estas cifras también se puede extrapolar al caso de la provincia de Málaga en cuanto a incidencia y a los factores que influyen, aunque no son unos datos exactos.
–¿Cuáles son los factores que intervienen en ese aumento progresivo de la enfermedad?
–En 2002 también hicimos un estudio que prevalece aún y que muestra cómo influye el nivel social y económico. A más nivel económico y cultural se registran menos casos de obesidad. En Andalucía también se relaciona con ninguna intervención de la Administración en este tema. Se hacen planes de obesidad infantil que quedan de cara a la galería y no tienen ninguna eficacia. Realmente no se invierte como por ejemplo en publicidad, que tiene una gran influencia.
–¿De quién es la culpa de este crecimiento? ¿De los padres, de la industria alimentaria y su publicidad o de la falta de interés de la Administración en este tema?
– Influye mucho la costumbre. Siempre se establecen premios relacionados con dulces, como en el caso de los cumpleaños. El que todo el mundo lo haga no es justificación y más cuando se ven las consecuencias negativas. No se trata de que consuman más o menos cantidad, sino de que eso crea una costumbre. Las asociaciones crean costumbres difíciles de quitar. En el adulto es muy frecuente que toda celebración social se vincule a la comida, al igual que el alcohol. Y eso cuesta romperlo hasta que te ponen una multa como quien dice y decides romperlo. Hay que invertir en los centros de salud para incorporar a una persona especialista en nutrición, para que desarrolle una labor dirigida a niños de un año y dos años que todavía van al centro de salud y no esperar a que pasen de los dos años cuando los padres los lleven sólo cuando estén enfermos. Eso sería una labor preventiva y que dentro de unos años o décadas tendrá consecuencias positivas.
–¿La estética y la presión social influyen positiva o negativamente cuando hablamos de sobrepeso en la infancia?
– A nosotros nos derivan niños con unas complicaciones o causas secundarias que pueden producir problemas. El niño gordito llega a Primaria con ese peso porque los padres siguen viendo más problemático al niño delgado, cuando no es que sea delgado. De hecho, la delgadez se vincula a la longevidad, porque todavía existe ese concepto comparativo de estar saludable. Al niño se le insiste en que coma, coma y coma.
–Entonces la educación y las campañas informativas se perfilan como la gran solución ante este problema...
–Debe estar previsto que esto se prohíba pero no cabe duda que la base de todo está en una educación adecuada. Hasta los dos años el niño va comiendo bien todo aquello que el pediatra recomienda a los padres, como las verduras y los cereales. Pero a partir de esa edad los padres no saben lo que tienen que darle al niño y nadie les educa ni les dice lo que tienen que comer. El niño y los padres deben tener esa educación, igual que ocurre con las vacunaciones. Las leyes están bien, pero lo ideal para que eso se mantenga y perdure en el tiempo es la educación. Trabajamos en una educación que hará efecto 15 años después, pero que es fundamental. En un adulto esa formación ya es muy difícil, porque ya ha adquirido unas costumbres y es muy difícil cambiarlo.
–¿Cómo afecta a largo plazo que un menor padezca de sobrepeso o tenga tendencia la obesidad?
–Se sabe que la arteriosclerosis comienza muy temprano, durante la infancia. Ese sobrepeso en los primeros años se paga. Si se baja el peso las consecuencias serán menores. También tiene problemas psicológicos, tienen problemas de rechazo y de incapacidades físicas como ocurre con los problemas respiratorios. Normalmente eso en el niño no ocurre, sino que las consecuencias llegan después.
–La diabetes tipo 2 aparece cada vez en edades más tempranas, ¿se han registrado ya casos de niños con diabetes a consecuencia del exceso de peso?
–La diabetes del adulto en los niños no lo vemos, pero sí vemos la tendencia a la prediabetes, es decir, tendencia a las alteraciones del metabolismo de la glucosa que pueden derivar en diabetes. Si seguimos así la veremos pronto. La diabetes se relaciona también con las razas como la afroamericana debido a las características genéticas. Todavía no se ve esto en niños de 15 años, pero es un claro aviso. Es cuestión de intensidad y tiempo que se vea. Si la diabetes de tipo 2 suele aparecer a partir de los 45 y ahora se ve en jóvenes de 25 pues está claro que se produce un adelanto y una alarma.
–Recordando el caso del niño de Orense con obesidad mórbida, que se ha convertido en protagonistas de las primeras portadas y que ha reavivado la preocupación por el sobrepeso en los menores. ¿Cómo se enfrenta y debe actuar un médico a este tipo de situaciones?
– Eso es un caso extremo, no es lo frecuente. Lo normal es que los niños tengan sobrepeso, pero en ese momento no tienen problemas físicos graves, lo que sí pueden es hacer más precoces algunas enfermedades. Cuando el niño tiene ya problemas como los respiratorios o la apnea del sueño, esto acaba por derivar en problemas del corazón o problemas serios vitales.
–¿Quizás se le está dando más importancia a otras dolencias como el nuevo virus de la gripe A que a esta enfermedad que tiene consecuencias realmente graves en la salud de niños y adultos?
–Quizás sí. La comunicación de esa preocupación se hace a través de casos anecdóticos como el del niño de Orense. También ocurre con el tabaquismo. Esto se ve en toda la presión pública sobre el tabaco por ejemplo, cuando también tenemos otra alteración mucho más prevalente pero que parece que pasa desapercibida. Parece como si uno se rindiera a achacar que el problema es de cada uno, que es culpa del obeso. La prensa es normal que vuelva a tratar el tema cuando surgen estas anécdotas pero se debería hacer mucho más, aunque no nos quejamos.
–De este problema con el peso, las grandes beneficiadas parecen ser las empresas dedicadas a los tratamientos para adelgazar...
–Así es. Ya a los cuatro años en los niños se empieza a ver ese sobrepeso. Por eso es tan importante dar a conocer que hay que hacer prevención. Cuando una persona ya tiene 150 kilos, la situación se complica aún más. Hay muchas empresas que viven muy bien de los tratamientos de delgadez y eso lleva a que hay que mantener a la población bien informada. Por eso comentaba que no está mal que, por la anécdota, se hable del tema, pero tampoco dejar de tratarlos. Eso es un caso extremo, no es lo frecuente. Lo normal es que los niños tengan sobrepeso, pero no presenten problemas físicos graves.
–Hace apenas dos semanas, Felipe Casanueva, director científico del CIBERobn, advertía en la relación entre la obesidad y la aparición de un cáncer. En el caso de los niños, ¿existe esa vinculación? ¿el sobrepeso provocaría la aparición precoz de esta dolencia?
–La relación obesidad-cáncer es un tema debatido, pero es de adultos. En la edad pediátrica podría tener interés en el caso que el niño obeso se hiciera adulto obeso, lo que no ocurre siempre.
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