Tres claves para adelgazar cuando la dieta no es suficiente
¿Se vive en una dieta constante o se sigue una dieta saludable? La palabra 'dieta' suele identificarse con un cambio de alimentación temporal en el que se recortan calorías hasta acabar comiendo poco más que un plato de lechuga y un yogur. La otra forma de verla, es olvidando sus connotaciones negativas y tomando la palabra en su otro contexto: el de hábito alimenticio saludable sostenible en el tiempo, más eficaz a largo plazo que cualquier otra opción, ya que nadie puede, ni quiere, estar pasando hambre toda su vida.
Y es que Carlos Ríos Quirce, graduado en Nutrición humana y Dietética, detecta este problema en muchos de los pacientes que acuden a su consulta, preocupados por no poder restringir más los alimentos de su dieta y aún así, seguir sin bajar de talla. Él lo denomina el enfoque reduccionista del 'balance energético', es decir, bajar las calorías todo lo posible para gastar más de lo que consume. Un abordaje, en su opinión, "simplista y acabado en fracaso".
Como es lógico, las calorías son un factor clave para perder grasa, pero también para la salud. Por eso, el experto advierte que "si se somete al cuerpo a una alta restricción calórica durante mucho tiempo, este entrará en un estado de 'alarma', ralentizando el metabolismo y haciendo que el controlador del peso situado en el cerebro, el hipotálamo, reaccione valorando que no debe perder más y adaptándose a la dieta hipocalórica". Es decir, como explica Carlos, es comprensible que haciendo lo mismo no se consigan resultados diferentes porque ¡el propio cuerpo se ha vuelto diferente!
Esto a su vez provoca cambios hormonales, como la disminución de la leptina o el aumento de cortisol, que complican aún más la pérdida de grasa. Pero no solo eso. La falta de energía y el cansancio continuo irán poco a poco haciendo más dura la rutina diaria y eliminando cualquier interés por hacer ejercicio. Sobre esto, el nutricionista recuerda lo importante que es mantener una masa muscular sana, principal 'motor' para quemar calorías y víctima de todos estos vaivenes metabólicos.
Pero, ¿y en qué termina todo este proceso? En un abandono de la dieta y en la espiral del temido 'efecto rebote'. Decepcionada por la falta de progresos, la persona vuelve a su alimentación original pero con más hambre y el metabolismo más lento, lo que se traduce en un par de kilos extra con los que antes no contaba. Sin embargo, Carlos Ríos avisa que no está todo perdido, y que el estancamiento puede solucionarse atendiendo a tres enfoques:
Aprender a comer
- Lo cual no quiere decir comer menos, sino mejor. Conocer qué efectos tiene lo que comemos en nuestro cuerpo y saber elegir los alimentos de manera equilibrada para aprovechar todos sus nutrientes. Este proceso no empieza en la cocina, es más, comienza desde la lista de la compra, que cuanto más natural y menos productos procesados y azúcares contenga, mejor.
Entrenar de manera personalizada
- Si bien el ejercicio es imprescindible para la salud, tanto física como mental, hacerlo de manera correcta es igual de importante. Ni todas las personas necesitan el mismo tipo de entrenamiento, ni todas deberían hacerlo, ya que para conseguir un resultado óptimo, la actividad física debe ir enfocada a las aptitudes y gustos de quien la practica. Así no solo se disfruta con el deporte, sino que también se evitan lesiones y posibles abandonos.
Mantener una actitud positiva
- La motivación es esencial para empezar cualquier proyecto, y más aún si se trata de un estilo de vida. El entorno, las personas que lo conforman y unas expectativas sanas y realistas son los cimientos de cualquier cambio.
En definitiva, no importa tanto contar calorías sino saber elegirlas, proporcionarle al cuerpo la energía que necesita y no olvidar el ejercicio como apoyo fundamental de cualquier plan alimenticio. En una buena dieta no hay alimentos prohibidos sino actitudes incorrectas.
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